Que suerte, ¡Me he equivocado!

No, no me he vuelto loco. No me alegro de cometer errores, simplemente asumo que no puedo evitarlos y decido cómo vivirlos. Como reza el dicho popular, “quién anda con platos, rompe platos”, eso parece ser inherente a la condición humana, todos tomamos decisiones y de vez en cuando nos equivocamos.

Ante esa equivocación, caben dos reacciones, la de fustigarnos con la culpa, reconocer nuestro pecado y aplicarnos penitencia; o bien, revisar lo que ha pasado, analizar los hechos y proponer alternativas y soluciones.

Los que han trabajado conmigo saben que suelo usar la frase “la culpa es del cha-cha-cha. Y ahora que sabemos quién es el culpable, ¿está todo resuelto o estamos como antes?“, me sigue sorprendiendo ver la cara de sorpresa de quien recibe esa frase en lugar de una reprimenda. Todos esperan que ante un error haya un castigo, incluso nosotros mismos nos encargamos personalmente de castigamos si no hay nadie a mano para hacerlo.

Pues bien, a mi me gusta mantener esa actitud constructiva de buscar una solución en lugar de un ¿justo? castigo. Me gusta pensar que quien se ha equivocado lo ha hecho buscando la mejor de las alternativas posibles, dadas sus circunstancias.

Realmente planteo que los errores son fuente de aprendizaje. Un error nos indica un área de mejora personal.

Piensa en el peor error que hayas cometido en tu vida,… si, si, en el peor! y ahora, antes de continuar con la lectura, piensa en tres cosas que aprendiste de ese error y que te son útiles para tu vida actual. ¿las tienes?… ¿cómo son?

Igual tienes suerte y has expresado tus aprendizajes en positivo, y eso te ha permitido avanzar. En muchas ocasiones lo planteamos en negativo (sí, en primera persona y yo sé lo que me digo), es muy frecuente aprender a NO confiar, a NO hacer algo… Te propongo una cosa, dale la vuelta a la frase, y en lugar de “NO confiar“, pasemos a “ser más precavido“, en lugar de dejar de hacer, pensemos en hacer de otra manera, expresado de esta manera, el aprendizaje se convierte en posibilitador, nos abre puertas y nos da opciones de mejora. Se convierte en algo productivo y enriquecedor.

Lo sé amigo, sé que te seguirás equivocando, eso es inevitable, pero será en otras cosas, estas ya las habrás aprendido. Además, espero que lo vivas de forma diferente, que no te castigues, no te culpes, sino que te evalúes a ti y a las circunstancias y propongas aprendizajes en positivo. En mi camino me acompaña una frase: “!equivócate!, hazlo barato, hazlo pronto y así podrás avanzar más rápido” .